Este verano está siendo un verano muy provechoso. Estoy haciendo un montón de cosas de las cuales estoy disfrutando como una niña pequeña y una de estas ha sido ir a Marineland.
Aprovechando que yo estaba con mi familia en Lloret de Mar (un pueblo a unos 10 minutos de Palafolls, donde se encuentra Marineland) de buena mañana cuando me he levantado lo primero que he hecho ha sido mirar el tiempo y no he podido alegrarme más cuando he visto que el cielo estaba totalmente despejado, al completo.
A las 10 de la mañana ya nos encontrábamos todas en la puerta de entrada del parque, esperando a que nos abrieran para comprar la entrada y empezar a disfrutar del estupendo día que nos esperaba.
Durante la mañana, hemos aprovechado y hemos visto todos los espectáculos. El primero de todos ha sido a las 11 de la mañana, el espectáculos de los loros y otras aves exóticas. Nos lo hemos pasado muy bien, además han sacado a una de mis amigas al escenario para coger a un guacamayo. A la pobre se la veía asustada y en el fondo todas la estábamos envidiando.
En el momento en que ha terminado el espectáculo de aves exóticas nos hemos dirigido directamente a la zona de los delfines y leones marinos. Aunque hemos llegado bastante pronto hemos aprovechado para hacernos algunas fotos y los guiris han aprovechado para hacerse fotos con los delfines. La verdad es que siempre he querido hacerme fotos con ellos. Es uno de mis animales favoritos pero creo que nunca he tocado ninguno. Luego nos hemos enterado que para hacerte la foto con el delfín, lo primero que tenías que hacer era pagar 20€. ¡¡20€!! Eso es un maldito robo. Me hubiese encantado hacerme la foto pero 20€ lo encuentro una estafa increíble.
A las 12 ha empezado el espectáculo de los leones marinos y a continuación, a las 12.30 ha empezado el de los delfines. Los dos espectáculos me han encantado. Sé que las condiciones en las que viven esos animales no son las mejores pero no puedo evitar disfrutar de este tipo de espectáculos. Me encantan todas las piruetas que les hacen hacer. Como los animales hacen caso a un simple silbido o a un gesto con las manos. Cuando veo eso, me convierto de nuevo en una niña de 5 años. Después de haber terminado con los espectáculos hemos visto el resto de animales que tienen ahí para luego ya dirigirnos a comer.
Al terminar de comer hemos empezado la verdadera diversión: el parque acuático. Toboganes, piscinas, chorros de agua, flotadores... Me encantan los parques acuáticos y como la previsión de hoy era de mal tiempo, la verdad es que no había muchas colas en los diferentes toboganes. Hemos subido a todos los toboganes que había ahí. La verdad es que en algunos me lo he pensado un par de veces antes de hacerlo y antes de lanzarme me he arrepentido, pero una vez abajo he sentido la adrenalina recorrerme el cuerpo entero y ha sido realmente increíble. Me lo he pasado genial.
Lo malo ha sido que hacía las 5 de la tarde ha empezado a nublarse todo. El cielo ha quedado todo gris y hemos empezado a recoger todo por miedo a la lluvia. Y así ha sido, al cabo de nada, cuando ya nos habíamos sentado en el bar a tomar algo, ha empezado un gran diluvio. De un segundo a otro llovía tanto que casi no podías ni ver. Incluso bajo las pagodas nos hemos quedado totalmente inundados, rodeados de agua. Pero ha sido una de esas tormentas de verano, 15 minutos de lluvia intensa y luego ha vuelto a despejarse el cielo. Pese a eso, ya estábamos cambiadas y al final nos hemos ido porque ya estaba empezando a hacer frío.
La verdad es que ha sido un día realmente increíble. Me lo he pasado genial y he disfrutado como una enana en todos lados. Lástima de la lluvia del final del día, pero de todos modos he podido disfrutar de todos los toboganes, así que no tengo queja alguna.