Durante este fin de semana ha sido el XIX Salón del Manga de Barcelona. Como viene siendo tradición desde hace muchos años para mí, tantos que no recuerdo cual fue mi primera vez, he asistido al evento. Desde hace unos años, procuro ir siempre disfrazada de lolita, tengo los trajes en casa, me gustan y es la ocasión perfecta para usarlos, aunque alguna vez también he ido con el yukata, pero eso ya es más incomodo de llevar y difícil de poner.
Este año, por temas de trabajo solo he podido asistir un día al Salón del Manga, el viernes 1 de noviembre, justo el día que se entraba gratis disfrazado, la verdad es que ha sido casualidad, ya que hubiese preferido mucho más ir el jueves que, según me enteré estaba casi vacío.
Normalmente, el viernes del salón suele estar bastante vacío ya que suele coincidir con días laborables, pero este año siendo festivo ha sido horrible por la cantidad de gente que había. Ya para empezar, había dos colas (que personalmente no lo sabía hasta que me lo encontré) y a las 10 de la mañana, hora en que abren el recinto, las dos colas eran increíblemente largas. Es más, creo que estuvimos casi más de media hora parados en la cola, avanzando muy poco a poco hasta que pudimos entrar.
Una vez dentro, fuimos dando vueltas por todo el recinto, buscando pequeñas gangas, packs de series completas y apuntando mentalmente cosas que quizás comprábamos si no encontrábamos nada de lo que teníamos en mente comprar. Este no ha sido el año que más agobio he pasado en el Salón del Manga pero no me gustó nada la distribución que hicieron del lugar, no sé como lo hubiese hecho yo pero considero que estaba hecho como el culo. Había zonas en las que se acumulaban las tiendas y casi ni podías pasar, por otro lado, había zonas en las que no había NADA. Pero bueno, creo que habiendo ido el viernes no puedo quejarme. Había gente, sí, pero podías andar más o menos bien cuando la gente no se quedaba parada en medio del pasillo cuando le daba la gana.
Ramen y Takoyaki... ¡Delicioso! |
Hacia la 1 del mediodía aprovechamos y fuimos a comer. Tuvimos mucha suerte porque justo cuando nos sentamos a disfrutar de nuestra deliciosa comida, vimos que las colas que cuando nosotras estábamos eran solo de 4 o 5 personas se habían multiplicado por 10. Algo exagerado el cambio que hicieron en un lapso de tiempo de 10 minutos. Pero como digo, nosotras tuvimos muchísima suerte de poder comer tranquilamente y sin haber hecho muchas colas.
Daifuku de postre ^O^ |
Después de comer volvimos a las tiendas en las que tenían lo que queríamos y aprovechamos para hacer todas las compras que quisimos. La verdad es que en general no compré muchas cosas, solamente compré unos cuantos cómics: Hoy empieza nuestro amor #14 y #15, Historia guarra de fantasmas #4 en Ivrea por 20€ los tres; también me compré uno de los libros de Death Note, solo por 4€ y finalmente me compré toda la antología de las Clamp junto con todas las figuritas de ajedrez.
Y como no podía ser de otra forma, antes de irnos del Salón del Manga pasamos por el stand de las fondee de chocolate. ¡¡Que buena que estaba!! Creo que esa es una de las cosas que más me gustan ahora mismo del Salón del Manga.
Con mi gofre de chocolate blanco |
Después de eso, ya salimos para afuera donde nos encontramos con una cola que había mutado a el doble de la de la mañana. Me quedé alucinando, sobretodo por el hecho de que, dentro del Salón, estaba bastante vacío y en cambio no dejaban entrar a la gente y les hacían estar fuera esperando para nada. Pero bueno, según me enteré después, el sábado y el domingo la cosa fue mucho peor. No solo por la organización que hicieron, sino por la forma en que controlaron el aforo de forma inentendible.
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